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Volver a la tiendaLas manifestaciones antiglobalización de Seattle, Washington, Millau, Melbourne, Praga, Seúl, Niza, Quebec City, Gotemburgo, Génova o Barcelona, ocurridas en los últimos tres años, no obedecen a brotes de protesta esporádicos. Tienen que ver con un sentimiento generalizado de rechazo a los valores del mercado y a la concepción que del mundo tienen las corporaciones multinacionales. Pero, ¿es sólo eso? O se trata de un movimiento contra el entero sistema capitalista. El Foro Social Mundial de Porto Alegre ha popularizado el eslogan «Otro mundo es posible». Pero ¿cuál? Alex Callinicos, profesor de la Universidad de York, y autor de Contra la tercera vía (Crítica, 2002), trata de responder aquí a esos interrogantes. Al analizar el desarrollo del movimiento antiglobalización, sus fuerzas políticas internas y sus estrategias, concluye que el movimiento está claramente dirigido contra el capitalismo mismo. Y al evaluar la lógica de acumulación competitiva que caracteriza al sistema (que está incrementando la desigualdad global, la inestabilidad económica, la ruina ecológica y el riesgo de guerra), sostiene que lo que este movimiento de protesta necesita para hacer frente a los retos del capitalismo global es una síntesis creativa que aúne sus propias señas de identidad con lo mejor de la tradición clásica.