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Volver a la tiendaA contracorriente de la imagen que habitualmente nos hacemos de Nietzsche, la de aquel pensador arrebatado y furioso, martillando aquí, blasfemando más allá, lanzando bocanadas de fuego a su paso, este libro pretende sumar a esa imagen (indeleble) otra imagen, la del “despierto”, tomada a préstamo de la imaginería budista, pero presente en muchos tramos de su obra.
El despierto, el Despertar, son figuras más bien calmas, hasta idílicas. Ningún rasgo de lucha, ningún anhelo en el horizonte; búsqueda meditativa, contemplativa, irónica consigo misma, humorística, también en sentido fisiológico, eminentemente corporal, pero allí donde el cuerpo no es carne sino espíritu, y el espíritu no es fantasma sino cuerpo. Monista en lo profundo. O más bien allí donde monismo y pluralismo son la misma cosa, en lucha contra aquel enemigo profundo que es el dualismo.
El combate contra el dualismo une a Nietzsche con el budismo, pero no con el de Buda sino aún más, con Eihei D?gen, maestro budista zen traído a nosotros desde el siglo XIII. Esa es la audaz propuesta que ilustra este libro.
El juego de las afinidades electivas entre ambos, Nietzsche y Dogen, comenzará por la misma reivindicación de la impermanencia de todas las cosas en el devenir, se extenderá en la ausencia de temor, e incluso en la celebración ante el caos, y pasará por la destrucción del Yo en favor del Sí mismo. Finalmente, por donde mejor se expresa el paralelismo entre ambos caminos, el Despertar. Contra todo ideal de “otro mundo” u “otra vida”, Despertar expresado en dos tiempos, en dos lenguas, al oriente o al occidente, pero como parte de un mismo pensamiento en tránsito: trascendencia en el seno de la inmanencia, nirvana en el seno del samsara.