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Volver a la tiendaPara alguna vez cuando oscurece puede ser leído como un diario de viaje, pues la voz poética se mueve entre lugares, algunos físicos, otros espirituales, y a cada paraje agrega su cielo de preguntas y de asombros. Si algo distingue estos poemas es un profundo entusiasmo por el mundo, el que se manifiesta, no obstante, por el constante descreimiento de sus saberes. Los papeles que para otros rigen formas de entendimiento, los atlas y otros derroteros, son interrogados de nuevo, y en esa duda radica un feroz entusiasmo por lo vivo. Así llega la poesía como posibilidad de un pensamiento expandido, donde para saber algo hay que verlo extenderse entre materias. No se trata, por tanto, de imágenes, sino de entramados imaginarios, tránsitos para los que nos asiste la bondad del pensamiento metafórico, un tipo de certeza que es pálpito y que se revela entre penumbras. / Andrea Cote